Hace 40 años Ken Thompson, un viudo de verano, inició lo que hasta el día de hoy es uno de los sistemas más revolucionarios de la historia. En agosto de 1969 la familia de Ken estaba de viaje, por lo que aprovechó el mes a solas que tendría en escribir un sistema operativo para una minicomputadora que tenía. Ese fué tan sólo el comienzo de la larga historia.
Thompson trabajaba para Bell Laboratories, una compañía subsidiaria de AT&T que tenía prohibido entrar a otros negocios que no fueran los de las telecomunicaciones. Junto a su colega Dennis Ritchie compartían un sentimiento de frustración debido a que Bell abandonó un proyecto para crear un sistema llamado Multics (Multiplexed Information and Computing Service), versiones antiguas de lo que hoy conocemos como los sistemas thin client donde pequeñas terminales se conectan a un gran equipo central y aprovechar así todos los ciclos de la CPU debido a la complejidad en la construcción de este tipo de sistemas.
Aprovechando que su esposa e hijo estarían fuera de casa por un mes, Thompson decidió poner manos a la obra y en tan sólo un mes tuvo listo el primer atisbo de Unix en una DEC PDP-7. Había escrito el sistema operativo, la consola, el ensamblador y un editor de texto demorándose tan sólo una semana en cada etapa. Comenzaron a implementar el sistema en la empresa y todos quedaron fascinados con la simpleza y eficiencia de éste, sobre todo por el novedoso concepto de Pipes que permitía traspasar los datos de salida de un programa a otro, algo que posteriormente imitaron Linux, DOS y similares.
Unix estaba escrito en lenguaje de máquina, por lo que fué reescrito en C luego de que Ritchie inventara el nuevo lenguaje durante 1972, mientras Unix era aclamado en todos lados. AT&T no le prestaba atención al gran logro de sus desarrolladores ya que para ellos eran futuros problemas legales. Universidades y pequeñas empresas por otro lado se enamoraron de la disponibilidad del código en todos ladosm la facilidad con la que el sistema se «mantiene solo» y cómo podía ser ejecutado en equipos normales y no mainframes multimillonarios.
El tiempo pasó y crecía la popularidad de Unix. A pesar de que técnicamente el código era propiedad de AT&T éste se trataba como lo que hoy conocemos como software libre, donde cualquier persona podía tomar el código y mezclarlo a su antojo para satisfacer sus necesidades personales, dando inicio a un sinfin de versiones propias como SunOS o Berkeley Software Distribution (BSD) Unix, perpo los 70 estaban terminando y AT&T entendió que podía licenciar por una pequeña suma el código y mantenerse libre de problemas. Fué a fines de 1979 cuando comenzó la inquisición gracias a los abogados del gigante de las telecomunicaciones que intentaron proteger a Unix como un secreto empresarial y desde la versión 7 se le prohibía el uso del código a las universidades.
Para saltar ese impedimento legal, Andrew Tanenbaum escribió para la universidad de Amsterdam un clon de Unix basado en la versión 6 llamado Minix, lo que posteriormente sirvió como base a Linus Torvalds para crear lo que hoy conocemos como Linux. Las empresas por su parte estaban lanzando tantas versiones que el mercado se empezó a fragmentar al carecer de una estandarización mínima entre sistemas. Diversas alianzas se formaron para tratar de enderezar un poco las cosas pero ya era demasiado tarde, Microsoft había lanzado Windows NT y Linux estaba ganando adeptos enormemente debido a su naturaleza -legalmente- abierta.
Los legados de Unix son simplemente notables. Aparte de los cambios que introdujo a la forma en la que los desarrolladores resolvían los problemas dieron cabida a los ya mencionados Linux y BSD, junto a otros sistemas operativos actuales como Solaris y Mac OS X. Sin el aporte de este hacker el mundo de los servidores y el internet en general no sería el mismo.
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