Uno de los periféricos más olvidados cuando hablamos de nuestro hardware es el ratón. En parte por olvido, en parte porque pasa un poco desapercibido ante los billones de microtransistores que componen los actuales procesadores y núcleos de video, pero lo general es que muchos usuarios en general invierten sumas millonarias en su nuevo computador comprando con las monedas que reciben de cambio ratón y teclado. Los más sensatos buscan un poco más de equilibrio, conscientes de que finalmente el mouse será el periférico que nos hará la experiencia de uso de la máquina grata o ingrata en la mayoría de los casos; el caso extremo de esto son los gamers empedernidos, que invierten grandes sumas de dinero en ratones que les permitan tener la mayor precisión posible al jugar (100 dpi pueden ser claves a la hora de un frag en una partida muy competitiva).
Hoy, el mouse está cada día más cercano a dejar de ser un roedor propiamente tal, de la mano de las tecnologías inalámbricas que están dejándolo sin cola, pero no por eso vamos a dejar de celebrar su cumpleaños número 40 (les apuesto que todos pensaban que tenía mucho menos tiempo) mostrándoles parte de un reportaje que preparó el blog de la Wired (sólo una parte, para que vayan a leerlo completo allá) con un breve recorrido por su evolución y futuro.
El primer dispositivo señalador que el mundo conoció fue el que presentó Douglas Engelbart el 9 de Diciembre de 1968, en una demostración pública de lo que podía ser un «computador personal» (a diferencia de esos salones llenos de tubos que componían una computadora profesional de la época) y que es el hecho que históricamente dio el puntapié inicial a la revolución de la computación personal (la que los tiene sentados leyendo este texto hoy).
Este protomouse era un bloque de madera tallado, con solamente un botón y debajo tenía dos ruedas sobre ejes que tenían la función de mover un par de potenciómetros que eran los que en rigor daban la posición del puntero (mecanismo cuyos principios se mantuvieron hasta la era del mouse de bolita).
Como en ese tiempo todo se trataba de experimentar, no sólo se probaron prototipos de dispositivo señalador operados con la mano. También se trabajó en un aparato que nos permitía controlar el puntero con la… rodilla.
El aparato naturalmente se ubicaba debajo de la mesa y estaba inspirado en el hecho de que las piernas podían ser utilizadas con bastante precisión para manejar los pedales de un automóvil. Según Engelbert, el dispositivo podía ser aún más preciso que un mouse operado con la mano. Por suerte no logró imponerse por sobre éste, ¿se imaginan andar trayendo este rodirratón en la mochila para usarlo en la calle con un laptop? Engorroso, por decirlo de manera elegante.
El paso que permitió que el mouse se posicionara definitivamente como el dispositivo señalador preferido fue su incorporación en el primer Mac, el Macintosh 128K allá por 1984, que tenía la gracia de tener un sistema operativo con una interface gráfica (mucho antes de Windows) donde el puntero se controlaba con el mouse.
El mouse Apple era bastante cuadrado y además incluía sólo un botón, cosa que fue característica del fabricante de la manzana por mucho tiempo (aún cuando los sistemas operativos fueron evolucionando e incorporaron menús contextuales si los querías invocar con el mouse tenías que ocupar una tecla del teclado o usar un mouse de otra marca).
El primer trackball es incluso anterior al primer mouse de Engelbert, pero su uso no estaba orientado a computadoras personales sino que al control del DATAR, una máquina de la armada canadiense que permitía simular un campo de batalla con radar y todo. Por si no se dan cuenta mirando la imagen, la bola utilizada por los inventores canadienses es… ¡una bola de boliche!
Los trackball fueron evolucionando, eliminando la bola de boliche y cambiándola por una de un tamaño algo más discreto; Logitech vendió varios productos basados en trackball y orientados a gamers pero donde hemos visto una especie de renacimiento del concepto (amado por algunos y odiada por otros) es en los teléfonos inteligentes, como las Blackberry y el T-Mobile G1. En ellos la bolita se hace aún más pequeña para quedar a merced de los pulgares.
Otra cosa amada y odiada por muchos son los touchpad. Hoy en día presentes en la totalidad de los computadores portátiles (que día a día van apoderándose más y más del mercado), consisten básicamente en una superficie plana donde al deslizar el dedo podemos mover el puntero de la interface. Una característica que tienen es que no son absolutos, es decir da lo mismo donde apoyemos el dedo ya que ahí será donde coja al puntero (a diferencia de las tabletas digitalizadoras, que si pueden trabajar de modo absoluto).
Hoy en día los touchpad (o trackpad como también se les conoce) se han desarrollado permitiéndo el uso de más de un dedo (el ejemplo perfecto son los nuevos Macbook, donde incluso se reconocen gestos de varios dedos asignables a funciones del sistema operativo). Synaptics, uno de los fabricantes más grandes de touchpads últimamente ha liberado drivers que permiten el uso de varios dedos en Windows.
El dispositivo señalador que más he odiado en mi vida es el Trackpoint que venía en los Thinkpad de IBM y otros notebooks Dell, Toshiba y HP. Sencillamente insoportable, impreciso, incómodo. Muchos lo defendieron diciendo que era ideal para el trabajo de los tipeadores y programadores, ya que no había que sacar la mano del teclado interrumpiendo el tipeo y que además las muñecas descansaban en el cuerpo del notebook a diferencia de cuando uno usa touchpad, lo que bajaba las posibilidades de enfermarse del túnel carpiano.
A pesar de que los fabricantes de notebooks lo siguen usando, yo y mi dedo índice protestamos enérgicamente: el TrackPoint, PointStick, AccuPoint o como quiera llamarlo no es un periférico de mi agrado. Para nada.
Para cerrar este pequeño recorrido por los diferentes tipos de dispositivos señaladores inventados a lo largo de la historia, incluyo lo que muchos dicen serán los mice del futuro: dispositivos que leen las ondas cerebrales (si, que miedo) para de esa manera controlar el cursor / interface del sistema operativo. Yo francamente no sé como vayan a evolucionar los ratones, ya que personalmente soy tan descoordinado que si trato de usar el teclado y controlar un cursor con la mente probablemente termine mordiéndome la lengua. Quizás a otros les vaya mejor. Lo único que sé es que por ahora lo que más me acomoda son los mouse tradicionales (he tenido la desgracia de manejar mouses tridimensionales en varias ferias electrónicas y son LO incómodo, los fabricantes no tienen en cuenta lo cansador que es tener los brazos en alto), claro que ópticos (nada de bolitas llenas de mugre y migas de la mesa) e inalámbricos (Bluetooth, por supuesto; nada más absurdo que tener que enchufarle un apéndice a algún puerto USB del notebook para tener mouse).
Hoy en día, como les decía, uso un Logitech Bluetooth sin modelo que venía con mi notebook anterior y antiguamente usé un Logitech MX518 (antes de convencerme definitivamente que no tenía tiempo para ser gamer). Antes de eso, mi mouse favorito y compañero de batallas por años: un Logitech MX510. Parece infomercial, pero ciertamente la marca no me ha defraudado (del billón de ratones que han vendido yo les he comprado sólo 3 y en varios, varios años).
¿Tú que mouse ocupas ahora? ¿Cual ha sido tu mouse favorito de todos los tiempos? ¡Comenta!