Difícilmente alguien no recuerda al famosísimo Cubo Rubik. En efecto, este ingenioso juego de entretención para pensar, mantuvo a una generación de cabeza tratando de resolverlo. Para aquellos que por una extraña circunstancia nunca tuvieron ni conocieron uno de estos juguetes, el Cubo Rubik consiste en eso, un cubo, tal y como su nombre lo indica, pero cada una de sus caras tiene un color distinto, básico, y además, cada una de ellas se divide un nueve cuadrados, es decir, tres filas y tres columnas de cuadrados. El objetivo es, llevando a cabo movimientos de filas y columnas de cuadrados, lograr dejar cada cara con todos sus nueves cuadrados del mismo color. Lo que puede parecer complicado luego de leer este párrafo, es fácil de entender teniendo uno de estos aparatos en las manos. Sin embargo, lograr el objetivo del juego, es mucho más difpicil de lo que a simple vista parece, y llevó a la desesperación a cientos de personas.
«El Cubo Rubik»
Tan famoso fue este Cubo, que incluso fue llevado a programas infantiles en la forma de dibujos animados. Sin embargo, para diversos científicos, también implicó un tremendo desafío y fue objeto de profundas investigaciones.
Investigadores de
Diez años atrás, investigadores de
Cooperman y Kunkle pusieron todas las combinaciones en el sistema de Computadores mencionado y luego, tales combinaciones fueron pre-ordenadas a una velocidad de 100,000,000 de veces por segundo, logrando la nueva marca de movidas para resolver el afamado Cubo Rubik.