Poder despertarse y desde la comodidad de su cama prender las luces, preparar un café, bajar el aire acondicionado y prender la lavadora todo a la vez, no es algo lejano, visto en una película de ciencia ficción, está más cerca de la realidad en la que vivimos. Con el aumento del uso de dispositivos para nuestras actividades cotidianas, nuestro mundo se volverá un poco más simple.
Esto es gracias al “Internet de las Cosas”, un término empleado para denominar lo que se conoce como conexión M2M (machine to machine), en donde las máquinas se comunican entre ellas mismas. Esto es posible gracias a los chips y sensores de cada dispositivo que transmiten información y hacen que las máquinas tomen decisiones en tiempo real, generando lo que se conoce como ‘fog computing’.
Para que esta realidad sea posible, es necesario que el usuario ingrese a su red Wi-Fi, si es que va a acceder a su dispositivo desde un lugar público, y lo enlace a una red externa. La solución consiste en otorgar espacio Internet Protocol (IP) público a todas las “cosas”. La tasa de “cosas” nuevas está creciendo a una velocidad tan rápida que el ritmo actual de asignación de direcciones no será suficiente para abastecer el volumen. Con el fin de proveer direcciones IP a todos los dispositivos, Internet debe hacer la transición de IPv4 a IPv6. Para disponer de nuevas direcciones en Internet se requiere el cambio a IPv6, la última versión de IP creada para reemplazar a IPv4. IPv4 se basa en un pool de direcciones codificadas en 32 bits, e IPv6 llega con direcciones codificadas en 128 bits, unos 67 mil billones de direcciones por cada milímetro cuadrado del planeta.
Esta transición les corresponde a las empresas de telecomunicaciones y a los Proveedores de Internet (ISPs) y compañías de servicios de contenido, Web, etc. De no hacer la transición, una vez agotadas las direcciones IPv4 los usuarios finales no van a poder conectar nuevas redes y dispositivos a Internet, e incluso algunos contenidos que sean solamente IPv6 van a ser inaccesibles. Los usuarios finales no tienen que hacer nada en especial para el cambio a IPv6 y se estima que la mayoría no debería verse afectado, excepto en casos de problemas de conectividad por algún dispositivo de red con configuraciones no actualizadas al nuevo IPv6.
Todavía falta mucho para ver gran penetración de IPv6 en Internet como hemos observado en nuestro backbone. Según Google, en septiembre del 2016 ha habido un 13.62 por ciento de adopción de IPv6. Actualmente no hay una presión considerable para que los proveedores de banda ancha realicen la transición, mientras exista la posibilidad de negociar efectivamente los espacios de direcciones IPv4 remanentes. Se espera que, con el tiempo, la presión financiera y competitiva se incrementará. Los consumidores demandarán la capacidad de interactuar con cada dispositivo ininterrumpidamente, con gran velocidad, facilidad y de manera continua desde cualquier lugar. En particular, con el crecimiento del Internet de las Cosas, se incrementarán las expectativas de los consumidores.
Si bien son muchos los años que se viene conviviendo con la existencia de este nuevo protocolo, la mayor demanda y expectativa de los consumidores será lo que impulse una mayor adopción. Para que se lleve a cabo esta importante transición es necesario estar capacitado y tener conocimiento en networking, sistemas de Delivery, documentación, bases de datos y análisis y monitoreo. Hay varias fuentes de información y recursos disponibles, además de capacitaciones que pueden ayudar con el proceso de adopción, que se debe hacer en fases. Lo importante es tomar este paso hacia la transición para poder innovar y aprovechar los beneficios de la siguiente generación de tecnologías de red.
Columnista Invitado: Agustin Speziale, Product Manager, Connectivity, Media & IP. Level 3 Communications, Latin America.