Se trata de una excelente característica, cuyo único inconveniente es que los resultados fallidos también se almacenan en la caché. Cuando esto ocurre (normalmente debido a problemas temporales del servicio DNS o a una caída del servidor), Windows salva la petición DNS errónea, con lo que más tarde continúa dando error a pesar de que el problema se haya solucionado.
Existen unas cuantas formas de hacer que el último sistema operativo de Microsoft no almacene esas conexiones erróneas. Por un lado, podemos realizar un proceso de limpieza de la caché de DNS mediante el intérprete de comandos. Para ello, pulsamos la combinación de teclas Windows + R y escribimos cmd. Una vez en la consola, ejecutamos ipconfig /flushdns. La segunda opción consiste en esperar a que la entrada DNS expire en esa memoria, o en reiniciar el equipo. También podemos acudir al Registro de Windows para solucionar el problema de forma definitiva. Para ello, ejecutamos regedit (de nuevo, pulsando primero Windows + R y escribiéndolo) y, una vez en el Editor, nos movemos hasta la ruta HKEY_LOCAL_MACHINESYSTEMCurrentControlSetServicesDnscacheParameters . En la parte derecha, crearemos tres valores DWORD, denominados NegativeCacheTime, NetFailureCacheTime y NegativeSOACacheTime, y les asignaremos el mismo valor cero. Después de aplicar los cambios, reiniciamos para asegurarnos de que las modificaciones tienen efecto.
Saludos.