Una de las peores cosas que puede sufrir un usuario de un PC es la falla de un Disco Duro, con la consiguiente pérdida de la valiosa información que en él se atesora. Y más aún, con el creciente tamaño de los Discos Duros actuales, la pérdida es mucho más dolorosa. Sin embargo, existen algunas cosas que pueden hacerse antes de dar definitivamente el Disco Duro «por muerto»; algunas obvias, otras no tanto.
En efecto, Scott Moulton de Forensic Strategy Services, experto en el tema de recuperación de Discos Duros, entregó recientemente algunas recomendaciones que pueden llevarse a cabo en tan lamentable situación.
Lo primero, es que según Moulton, cerca del 85% de las muertes de Discos Duros es por software y no por hardware. Esto puede ser arreglado con una serie de herramientas, montando en un Sistema Operativo distinto, usando LiveCD o, simplemente, tratando con una versión diferente del mismo Sistema Operativo. Existen cientos de herramientas, variando de unas muy costosas a otras gratis. La idea es probar todas las que sean necesarias.
El otro 15% de las fallas son mecánicas, y aquí empiezan los problemas. Un 10% de ellas son de tipo electrónicas, un 4% son de fallas en los cabezales (heads) o «platos» (platters) y un 1% de ellas es en el motor mismo del Disco Duro. Debido a que el PCB de un Disco Duro generalmente se encuentra afirmado por tornillos y no está soldado a nada, reemplazarlo es algo fácil de hacer y debe probarse.
El problema es que la electrónica de un Disco Duro tiende a cambiar regularmente, ya sea el PCB y componentes asociados, o el firmware, lo cual sucede sin aviso previo. Luego, si se va a cambiar un PCB por otro, es necesario contar con un Disco Duro con fecha de producción no mayor ni menor que 2 meses de aquel que ha fallado. Básicamente, si se quiere jugar con la electrónica, el tiempo importa.
Las fallas en los cabezales y «platos» son mucho más complicadas. Al abrir un Disco Duro, es fácil ver los cabezales ubicados en un brazo (actuator arm) y también observar los «platos». Si solamente hay un «plato», las cosas no están tan mal. En efecto, es posible sacar ese «plato» y probarlo en otro Disco Duro y, todavía hay leves opciones que se pueda recuperar la información. Si el Disco Duro tiene varios «platos», no se pueden sacar y tener reales opciones de recuperar algo. Esto se debe a que los «platos» en los Discos Duros actuales están fuertemente «codificados» de acuerdo a la posición, es decir, si se desarman, ellos se desalinean y luego no hay ninguna opción de volver a alinearlos. Debido a que los sectores son escritos «entre platos», cualquier desalineación, destruirá toda información del Disco Duro. En otras palabras, si hay múltiples «platos», simplemente hay que dejarlos tranquilos ya que cualquier otra cosa es fatal.
Si el problema es en los cabezales, la cosa sigue siendo complicada pero no imposible de resolver. Eso sí, requiere de manos firmes y la comprobación previa que los «platos» no están dañados. La forma de chequearlo es abriendo el Disco Duro y visualmente ubicar «daños» en los «platos». Si no hay nada visible, se debe mirar, a continuación, el pequeño filtro de aire. Si en este último hay plata, el daño es irreparable. Si los «platos» están buenos, es hora de cambiar los cabezales y rezar.
En resumen, según Moulton, arreglar un Disco Duro generalmente deriva a utilizar el Software correcto y rara vez en cambiar componentes. Si es esto último, lo primero es intentar cambiar el PCB. Más allá de este punto, la cosa se complica bastante.
Si embargo, les decimos, tal y como también lo indica Moulton, que el riesgo de hacerlo uno mismo es alto, e implica un grado mínimo de conocimiento del tema. Además, existen altas probabilidades de dañar más el Disco Duro. Pero, a esa altura, y con un Disco Duro muerto en la mano, quizás, aunque sea didácticamente, no quede otra cosa que probar.