Hoy tenía pensado escribir sobre otro tema retro como el amor que tengo por los celulares y cámaras antiguas o cómo las redes sociales ensanchan las brechas educacioneales en la gente, pero en vista del escándalo ocurrido con el concurso donde regalamos una ECS GTS250 prefiero hablar sobre el tema.
Muchas veces al elegir un servicio damos una gran importancia a los regalos o extras que este tenga (¿Recuerdan que hace unos diez años todos los meses había un regalo por comprar un teléfono celular?), características que muchas veces no utilizaremos nunca pero como es gratis debemos aprovecharlo.
Hasta ahí todo bien, el problema ocurre cuando hay algún tipo de falla y la gente cree que el regalo es algo que se merecen sí o sí. En nuestro caso particular fué un descontento enorme porque no les gustó el ganador del concurso, ni las reglas, ni el premio ni nada. Este mismo tipo de problemas ocurre cuando el servidor de algún juego gratuito tiene dificultades técnicas y la gente reclama como si estuvieran pagando el precio de un riñón por jugar ya que su tarde de ocio se arruino, o cuando softwares y servicios como Opera, Firefox, Gmail o Facebook experimentan problemas y la gente actúa iracunda porque no pueden hacer uso de éste, a pesar de que no han pagado un peso por lo utilizado.
¿Estoy diciendo que está mal quejarse? Para nada, pero hay que reconocer que hay quejas tanto válidas como inválidas y que hay formas y formas de decir las cosas. El carecer de empatía y decirle al desarrollador que es un «#$/»&$/(&%(/) porque su software tiene un bug en vez de ponerse en su lugar y darse cuenta que lo que está ofreciendo de manera gratuita puede no ser una buena fuente de ingresos para el y que tiene otras prioridades antes de asignar su tiempo a ese proyecto es lo que mata el espíritu de camaradería que se genera en diversos ambientes tech.
Cada vez que en vez de de apoyar -aunque sea con un simple gracias- deciden jugar a ser trolls y bajarle la moral al equipo que está detrás de algún servicio gratuito el daño no se lo hacen a las personas que están tratando de sacar de quicio sino que a ustedes mismos porque están matando a la gallina de los huevos de oro. Al igual que a muchos lectores me dió pena ver que esta comunidad tan internacional, donde no tenemos diferencias ni peleas infantiles por política o religión salvo una que otra fanboy wars, se transformó en una sala de preescolares con puros niños llorando porque las cosas no son como ellos quieren.
Algo muy sabio que mi profesor de filosofía me dijo una vez es que volverse un adulto no significa independizarse o tener poder, significa poder aceptar que hay cosas que simplemente no serán de nuestro agrado y que si bien en algunos casos hay formas en las que podemos cambiar eso, el aprender a aceptarlo denota madures y un crecimiento personal enorme. Ya sea porque olvidaste poner el modo porno y tu polola encontró tus fetiches enfermos o porque no te ganaste un pendrive en un concurso vale la pena preguntarse a veces si el problema es el resto del mundo o uno mismo.
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