En la Fanboy Wars del día de ayer vimos como muy pocos le ven una utilidad a los netbooks mayores a las de un block de notas que sirve para revisar el correo, lo que me dejó pensando en los Smartbooks y toda la maquinaria de marketing que los quiere hacer ver como una solución seria para necesidades de cómputo ligeras, pero hay un problema…
Están fragmentando el mercado. Quien compra un netbook o un smartbook busca portabilidad ya que su notebook o desktop no le permite tener la flexibilidad que busca y su smartphone es demasiado pequeño en términos de software o hardware, por lo que optan al punto medio entre tamaño y flexibilidad de software, pero un smartbook no tiene ni lo uno ni lo otro.
A pesar de tener el mismo tamaño de un netbook utilizan procesadores ARM para alcanzar autonomías de 10 horas y no morir en el camino, pero los únicos sistemas operativos que están bien optimizados para ARM -y podrían ser instalados en un smartbook- son Android y Symbian, dejando una máquina más potente que el smartphone del usuario pero sin una variedad de software instalable que permita sacarle el máximo provecho al dispositivo. A un smartbook que corra Android por ejemplo no podrás instalarle la mayoría de las aplicaciones diseñadas para el dispositivo, o si lo haces habrá una perdida masiva de espacio debido a que están diseñadas para pantallas de baja resolución y no la -comparativamente hablando- pantallota de un smartbook.
Claro, ya hay un port de Debian para la plataforma ARM hace años y por su parte Ubuntu hizo lo mismo, pero eso no significa que el software llegue y funcione. Tener que compilar virtualmente el 100% del software que utilizas porque no hay una versión para ARM ahuyentará a todos los usuarios inexpertos y para el público hacker no será más que un proyecto de fin de semana a menos que la plataforma tenga un poder de cómputo suficiente como para justificar su transporte. Microsoft ya indicó que no planea hacer una versión de Windows para ARM y se deja entrever que proveen el fracaso de la plataforma.
NVIDIA tomó un enfoque similar al presentar su plataforma Tegra que -en usos prácticos- será idéntica a un smartbook salvo una diferencia: el enorme poderío multimedia y autonomía casi eterna que claman la sitúan como una opción perfecta para media centers, media streamers o PMPs (Portable Media Players), lo que junto a la optimización para ciertos programas como Firefox y la optimización en Flash indican que al menos el software incluido no sólo está portado, sino que también está optimizado.
Más importante aún, sin una forma simple de poder generar software para todos los smartbooks y no sólo un SDK para la plataforma que una compañía elige, la gente no mirará a los Smartbooks como una alternativa seria debida a la falta de contenido de terceros. Al tener entre un smartphone, un smartbook y un netbook para realizar el mismo tipo de tareas básicas lo que pesa es el valor agregado de la plataforma, el que los smartbooks lamentablemente aún no tienen.
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