Son la locura a nivel mundial. Según los analistas lideran el crecimiento de las ventas de computadores a nivel planetario; todo gracias a su bajo precio y su ultraportabilidad, que hacen furor en estos tiempos de crisis y de tecnoadicción desenfrenada. Los fabricantes de estos aparatitos se están gastando una millonada (Intel mediante, no olvidemos que actualmente el 100% de los netbooks tienen dentro un procesador Intel Atom) en mercadear el concepto y realmente se han transformado en el objeto de deseo de todos. Y pongo todos en cursiva precisamente porque ahí está mi única y gran duda con los netbooks. ¿Quienes son todos? ¿Quienes necesitan un netbook realmente?
Tanto IDC como Gartner están de acuerdo: los netbooks están pegando fuertísimo. Hace exactamente un año, Asus dio el puntapié inicial al poner en venta al EeePC tras varios meses de generar muchísima expectativa; aunque el precio final que llegó a las vitrinas no fue tan bajo como el inicialmente propuesto, esta nueva clase de computador tenía a primera vista mucho más futuro que los carísimos UMPC, chiquitos y muy portátiles pero con precios prohitivos que hacían que fueran sólo un producto de nicho sin posibilidades de masificarse. Luego de eso vino el furor: Intel es uno de los grandes interesados en la popularización de estos aparatos (mal que mal, como ya decíamos hoy en día la totalidad de estos aparatos lleva dentro un procesador de Chipzilla y en el horizonte cercano su única competencia cercana podría ser el Nano de Via, una compañía con una billetera bastante más pequeña) y fue el que comenzó a emplear día y noche el nombre «netbook» para agrupar los productos que a esas alturas empezaban a prender como pasto seco, además de invertir una buena cantidad de billetes en hacer que no se nos olvidara. Y les fue tan bien, que incluso no fueron capaces de abastecer las necesidades de los fabricantes, que sentían que sus ventas estaban capadas por la escasez de Atom. Los fabricantes fueron perfeccionando el diseño del EeePC original y sus falencias iniciales desaparecían de la mano de las versiones de Acer, MSI, Dell, el mismo Asus y un montón de otros que no se querían quedar abajo del tren.
Hoy en día muchos son los que ya tienen uno de estos aparatos, y muchos también son los que esperan comprarse uno en el corto plazo (se pronostica un salto importante en ventas para las fiestas navideñas que se avecinan); por lo mismo es que hay que ponerle una cuota de sensatez al asunto y sembrar la pregunta: ¿Quienes necesitan un netbook?
Nunca fui un gran creyente de todo el hype que se armó alrededor del concepto: todos locos por tener un netbook, y yo, habiendo usado más de uno de los modelos disponibles no me convencía por ninguna parte de su real utilidad. Claro, quizás estaba siendo más exigente de lo necesario con el poder de cómputo que era capaz de proveer un Atom; quizás en definitiva un netbook no estaba hecho para mí como super-mega-hiper-power-user por lo que mirándolo de un punto de vista subjetivo jamás iba a poder valorarlo como correspondía.
Pero bueno, parece que no soy el único. Los fabricantes han reconocido que la tasa de devolución de los netbooks es bastante más alta que la de los notebooks hechos y derechos; ellos le echan la culpa a Linux (yo voy un poco más allá y apunto a que la gente se da cuenta de que en realidad el netbook no es más cómodo que un notebook y si realmente no tienes una vida-trabajo 100% móvil mejor tener un notebook de tamaño y capacidades completas; el bajo precio no es excusa porque al mismo precio de un netbook puedes encontrar un notebook básico) que no logra convencer a la gente que está acostumbrada a Windows; Intel también sacó el botiquín y se puso el parche diciendo que mucha gente «se compra un netbook sin saber lo que es, y lo devuelve porque no era lo que pensaba». Eso lo escuchamos textual de la boca de Esteban Galuzzi, Gerente General de Intel Cono Sur y por escrito en uno de los blogs corporativos de Intel.
Entonces, si un netbook no es para todo el mundo, ¿para quién es? A mi parecer hay un segmento muy específico: profesionales-on-the-go, que necesiten tener información a mano al minuto y a los que realmente les resulta más cómodo andar con ochocientos gramos, información y conectividad en la mano en vez de dos kilos en la mochila. ¿Alguien más? Quizás podríamos contar a los adoptadores tempranos (early adopters, acá lean acerca del concepto), que corren en manadas a comprar un concepto que no deja de ser interesante; ellos naturalmente van a andar felices con su mini notebook bajo el brazo y son parte de la cadena de validación tanto del producto como del concepto; pero entre unos y otros realmente la suma no es tan cuantiosa.
El problema (e Intel lo tiene clarísimo) es que estos segmentos no son lo suficientemente numerosos como para justificar una inversión millonaria en marketing y publicidad (como la que Intel se gastó en meternos en la cabeza que notebook=Centrino). De la misma manera que no se gastan millonadas en publicitar un portátil todo terreno para geólogos porque las unidades que se venden son contadas con los dedos de la mano, no tiene sentido promocionar algo, que por muy barato que sea (y por lo mismo, fácil de vender) va a tener una tasa de retornos alta debido a que la gente se está dando cuenta de que no es lo que querían.
Por lo mismo es que el fabricante del Atom le está dando una vuelta de tuerca no menor al asunto y está empezando a promocionar los netbooks como «equipos para niños». Eso fue lo que explicitó Galuzzi en el Editors Day y esperamos que coherentemente empecemos a ver declaraciones similares de más gente de Intel. O sea, que los netbook sean lo que nunca llegó a ser OLPC. Suena coherente: bajo costo (aunque no tan bajo como los impulsores de OLPC quisieran) y funcionalidad suficiente (por ahora) para ese perfil de usuarios (Intel plantea la diferencia entre notebooks y netbooks con mucha claridad: uno es para crear contenido y el otro para consumirlo). Si lo que queremos es hacer las cuentas, vendiendo un netbook como computador para niños estas no dejan de ser alegres: un mercado grande y en crecimiento, posibilidades de hacer negocios a gran escala con gobiernos u organizaciones de gran alcance, costos que no tienen otro camino que disminuir, menos resistencia al cambio (los niños son menos mañosos y están menos mal acostumbrados a Windows), etc.
Esperemos entonces a ver que pasa, veamos si la promoción del concepto netbook toma ese camino, y en el intertanto, discutamos que rumbo puede tomar la computación-muy-portátil. De hecho, la masificación de aparatos de una potencia de cálculo limitada y diseñados para la navegación web puede significar que los programadores tengan que programar aplicaciones web menos pesadas, donde la mayoría del procesamiento se haga del lado del servidor. Por ahora, lo único que sabemos es que el furor por los netbook habla de una sola cosa: el concepto aún está demasiado inmaduro por lo que realmente cualquier cosa puede pasar. Todo depende de que tan astutos sean nuestros estimados fabricantes, desde Intel hasta el ensamblador más pequeño, y de cuanta plata y como mercadeen el tema.
¿Qué opinas tú? ¿Tienes un netbook? Si la respuesta es sí, ¿ha satisfecho tus necesidades? ¿Lo usas mucho o poco? Si no tienes uno, ¿pretendes comprarte uno? ¿qué uso le darás? Y si no tienes ni quieres tener uno, ¿por qué?