Luego de que un cracker robara los registros de más de 8 millones de pacientes del estado de Virginia, éstos decidieron no pagar el rescate y dejar que la investigación del FBI siga su curso, ya que la base de datos sólo se utiliza para rastrear el (ab)uso de medicamentos entre pacientes. El departamento de profesiones de la salud, organismo afectado por este asunto, aún mantienen la red de equipos apagada y han podido respaldar de manera satisfactoria todos los datos. En una declaración realizada por dicho departamento aseguraron al público de que «todas las precauciones han sido tomadas para que las operaciones del DHP continúen de manera sana y segura».
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