Eso espero. O eso es lo que puedo concluir después de leer un paper que muestra los resultados de una investigación bastante minuciosa realizada por la Universidad de California-San Diego, donde se estudió en profundidad como operan algunas redes de spam y como están basadas sus ganancias. Lo notable de la investigación está en que tal como policías de encubierto, los investigadores se infiltraron en una red de spammers para poder mandar sus propios correos no deseados y medir que tan efectivos eran a la hora de producir utilidades. ¿Qué tan tontos son los usuarios de computador hoy en día? ¿Qué tanta gente hace clic en un email de spam?
El estudio (que está en inglés y lo pueden descargar acá) explica toda la cadena de sucesos que componen un motor de spameo, desde que se envían los email utilizando una storm botnet de muchos miles de computadores zombie infectados hasta que alguno de los que reciben el email se interesa por el producto que se ofrece (citas personales, alargar o endurecer alguna parte del cuerpo, medicamentos para el dolor, Rolex auténticos, préstamos e hipotecas, etc), hace clic en el vínculo y entra a la página web respectiva para concretar una compra o suscripción. El hecho de hacer clic en el email y luego comprar o suscribirse a un servicio se llama «conversión» en el tecnolecto del marketing en línea y es precisamente la estadística clave a la hora de entender el negocio del spam.
Lo sorprendente viene ahora: la tasa de conversión de un email de spam es realmente bajísima. Naturalmente no se puede esperar un porcentaje de conversión muy alto de un email no solicitado que además ha tenido que sobrevivir a varios filtros antispam (tanto de parte de los proveedores de acceso a Internet como de los proveedores de email y de los software antispam instalados en los equipos del usuario final) antes de llegar a destino, pero las cifras que entrega el estudio son realmente reveladoras: de un total de 470,000,000 de correos enviados para tres campañas (medicamentos para la impotencia (74% de los correos), postales virtuales (17.8%) y bromas para el día de los inocentes gringo (8.2% de los emails enviados)), cerca de un 75% ni siquiera alcanza a ser descargado en un computador (ya que o tiene una dirección inválida o es atrapado por un filtro antispam). El futuro de los correos que sobreviven a esa etapa es mucho menos prometedor: apenas 17,000 emails resultan en un acceso a la página web de los productos (un 0.000036% de los emails enviados) y de esos email un 0.0000012% resulta una compra o suscripción, es decir 569 emails, o 1 de cada 826,000 emails.
Ese número les aseguro que es la peor tasa de conversión publicitaria que ha existido alguna vez en la historia del universo; la Asociación de Correo Directo (oferta de productos vía correo físico) de Estados Unidos en sus estadísticas habla de un porcentaje de respuesta a sus cartas de un 2.15%, lo que significa algo así como un 60,000% más de efectividad. Obviamente el costo de una campaña por correo directo es bastante mayor que el de infectar computadores ajenos para que estos hagan la pega, ya que de hecho las ganacias de los spammers son relativamente suculentas: si esas 569 compras generan un promedio de 50 dólares de utilidad neta por compra estamos hablando de 28,450 dólares, lo que multiplicado a lo largo de un año y por todas las empresas de spam mundiales da números bastante altos.
¿Qué significa esto? Que en mi opinión el spam como lo conocemos no tiene mucha esperanza de vida. Lo más probable es que si se hubiera hecho este mismo estudio 3 años atrás la tasa de conversión hubiera sido mucho mayor, ya que la gente no estaba tan acostumbrada a pasar por alto el correo no deseado generando mucho más clicks. A futuro lo más probable es que los abuelitos, mamás, pololas y demás las víctimas potenciales de los emails no solicitados vayan aprendiendo haciéndose más resistentes, haciendo que la conversión baje aún más. Si a esto le sumamos que los filtros antispam van mejorando cada día más, va a llegar un momento en que la publicidad no solicitada no va a ser negocio. A mi parecer, el temor de muchos de que más adelante Internet sea inusable producto del spam no es demasiado fundamentado; el spam robotizado tenderá a desaparecer para dar paso por completo al spam publicidad contextual (esa que Google sabe vender tan bien).
Ya saben, cuando les lleguen esos email no solicitados ofreciéndoles por «sólo 50,000» enormes bases de datos con muchos emails dentro, «ideales para promocionar sus propios productos a un bajo costo», no compren: incluso teniendo la base de datos de todos los email de Chile, el retorno potencial es bastante bajo.
¿Y ustedes que opinan? ¿Les llega mucho spam? ¿Han hecho alguna vez clic en un spam? Yo sí, de caliente pura curiosidad, pero rápidamente me di cuenta que las chicas que querían tener una cita sexy conmigo no eran tan lindas como en la foto.