Durante septiembre de 2006 se habló por primera vez del viento iónico, una tecnología capaz de mover aire sin la necesidad de un ventilador. Según los investigadores de la Universidad de Washington y Tessera, la empresa que les licenció la tecnología y quienes crearon el sistema, el uso de viento iónico enfría un 30% más que una solución tradicional y consume la mitad de la energía que un ventilador común y corriente.
El sistema trabaja con un par de electrodos, siendo uno un emisor y el segundo un receptor, haciendo fluir iones de un punto a otro que a su vez llevan partículas de aire consigo. Una de las grandes limitaciones fué construir un inversor capaz de entregar los 3000 voltios necesarios para operar, pero basándose en el diseño del inversor de un cátodo pudieron dar con una fuente de poder de tan sólo 3 cm cuadrados.
A pesar de que la vida útil del sistema es de aproximadamente 30.000 horas, las grandes interrogantes que aparecen son el precio que este sistema tendrá y el cómo reaccionarán los componentes electrónicos a la tecnología, ya que la descarga eléctrica que pueden producir los iones sería perjudicial para los componentes electrónicos. Por otra parte, el ozono que producen estos sistemas puede llegar a ser dañino en grandes cantidades. Tessera espera que la disponibilidad comercial del producto sea a partir del próximo año.