Lamentablemente, y pese a estas fechas tan nobles, no se puede negar que los grandes avances de la humanidad se producen en el área bélica. La mayoría de los saltos tecnológicos o descubrimientos se producen por avances en ese campo, lo cual de ninguna manera es alentador pero es una realidad que existe.
Con el ejército de los Estados Unidos buscando formas más rápidas de destruir objetivos en cualquier parte del mundo, no es una gran sorpresa que un nuevo misil supersónico esté actualmente siendo desarrollado para efectos de ataques de precisión.
Los ya conocidos y convencionales misiles Trident II (los cuales poseen un tamaño estándar, una velocidad conocida y son lanzados de los mismos lugares) han estado a prueba por parte de la marina desde 1993. Sin embargo, el problema es que muchos están preocupados que el lanzamiento de misiles balísticas equipados con múltiples cabezas explosivas pueda desencadenar una crisis mucho más peligrosa que lo que se quería destruir.
Durante el año 1996, Vladimir Putin, el Presidente de Rusia indicó,
«El lanzamiento de tal misil podría provocar una respuesta inapropiada de una de las potencias nucleares; podría provocar un contraataque a gran escala usando fuerzas nucleares estratégicas.»
El entonces Secretario de Defensa de USA, Donald Rumsfeld, parecía menos preocupado en relación a la posibilidad que las acciones de América pudiesen ser vistas como una inclinación a un ataque nuclear. Según Rumsfeld,
«Todos en el mundo sabrían que el misil es convencional.»
A pesar de las anteriores afirmaciones, no todos en el Congreso y entre los expertos en armamento, estaban tan seguros como lo estaba Rumsfeld.
Debido a todo lo anterior, el Departamento de Defensa de USA está mirando al X-51 WaveRider como una solución de reemplazo del actual misil convencional Tomahawk. El dispositivo de 14 ft (4.3 m aproximadamente) de longitud puede viajar a velocidades supersónicas (mayores que 3,600 MPH, 5794 km/h, o Mach 5). A esa velocidad, el X-51 es siete veces más rápido que el humilde Tomahawk y puede hacer el viaje desde el Mar Arábigo hasta el este de Afganistán en escasos 20 minutos. Los misiles Tomahawk demoraron dos horas en hacer el mismo trayecto y fallaron el blanco, Osama Bin Laden, por 30 minutos.
«El X-51»
Según Mecánica Popular,
«Lo que el X-51 hace es aprovechar algunos de los más brutales efectos del vuelo supersónico. Consideren las ondas de choque por ejemplo. Viajando por el aire a una velocidad supersónica, se produce un tren de ondas, una después de la otra, que puede derribar un avión. Pero el X-51 es un «cabalgador de ondas», con una aguda nariz moldeada para hacer que las ondas se rompan en el ángulo preciso. Toda la presión es dirigida bajo el misil, levantándolo. Las ondas de choque también comprimen el aire para ayudar a alimentar el proceso de combustión del X-51.»
El X-51 puede ser lanzado de un B-52 Stratofortress y llevado a velocidades supersónicas por un cohete. De ahí en adelante, el propio motor jet del misil se encargaría del viaje.
El X-51 posee la ventaja de ser capaz de golpear objetivos más rápidamente que el misil empleado actualmente, el Tomahawk, y sin ser confundido por un arma nuclear de tamaño mucho mayor.
Según Mark J. Lewis, Científico en Jefe de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos,
«No tiene uno que preocuparse de estar iniciando una Tercera Guerra Mundial.»