Easter eggs tenemos en todos los juegos, ya sean las calaveras en la intro del Doom 3, el hermano muerto de Notch en Minecraft o los monos sangrantes de Halo. Lo que no es tan común es que un bug del juego sea capaz de generar niveles nuevos, totalmente aleatorios y que de seguro te volverán a hacer creer en los juegos que «de la nada» te mandan a niveles demoniacos. Este fue el caso en el primer Super Mario Bros.
¿Todos se acuerdan del warp zone para terminar el juego en un abrir y cerrar de ojos, cierto? Bueno, resulta que si llegabas al primer tubo a través de una ruta alterna el juego no le asignaba el número de mundo correspondiente y en vez de mandarte al mundo 4 te envia a un nivel nulo (por eso se le conoce como minus world) manifestado como – 1.
En la versión americana del juego te transportas a un mundo submarino lleno de datos crudos que extrañamente son jugables. Puedes ver a la princesa Peach flotando por ahí, a Bowser sin cabeza o simplemente un pasillo eterno que nunca termina hasta que te ahogas. La versión japonesa en cambio te permite jugar muchísimos niveles más sin problema alguno, ideal para experimentar bajo la influencia de psicotrópicos diversos.
Podríamos seguir contando detalle tras detalle, pero nos limitaremos a decir que es posible hackear las roms para agregar las hasta banderas que permiten avanzar de nivel y jugar por horas, días o hasta que te quedes sin vidas.
Si alguien aún conserva su viejo NES sería una interesante entretención para asustar a los amigos hoy, no creen?
