Ayer les contamos de una noticia que mencionaba la reciente caída de un meteorito cerca de una aldea en Perú, y el subsiguiente temor de las autoridades producto de un extraño cuadro de salud que varios aldeanos mostraron poco rato después del impacto, ya que se llegó a pensar que ellos habían sido afectados por algún tipo de enfermedad del espacio. Si bien, al fin de cuentas, el cuadro observado se debió a que el meteorito produjo la suspensión de partículas del suelo que contenían arsénico, el tema de posibles enfermedades desarrolladas en el espacio exterior preocupan a los científicos, y no es un tema reciente, tal y como lo graficamos a continuación.
En el mes de Septiembre del año 2006, se lanzó el Space Shuttle STS-115, el cual traía en su cargamento una muestra de la bacteria Salmonella. La muestra era parte de un experimento en colaboración con el Centro de Enfermedades Infecciosas y Vacunas («Center for Infectious Diseases and Vaccinology«) de
Cuando la muestra que fue enviada al espacio retornó, los científicos procedieron a infectar con ambas, a ratones de laboratorio.
Los resultados fueron sorprendentes. Luego de 25 días, el 40% de los ratones infectados con la muestra terrestre todavía seguían vivos. Sólo un 10% del grupo infectado con la muestra espacial seguía con vida. Los investigadores llevaron a cabo estudios adicionales que revelaron que sólo 1/3 de los «patógenos espaciales«, comparados con los terrestres, eran necesarios para matar a un ratón sano. En resumen, el viaje al espacio de la bacteria la hizo más letal que su contraparte de
Estudios genéticos revelaron que la bacteria había mutado rápidamente en el espacio y tení
a un total de 167 genes cambiados.
De acuerdo a Nickerson,
«El ser cultivada en microgravedad implica que la fuerza del líquido pasando sobre las células es baja… Estás no están respondiendo a la microgravedad, sino indirectamente a la microgravedad debido a los menores efectos de corte del fluido.
Existen áreas en el cuerpo que son de poco corte, tales como el tracto gastrointestinal, donde obviamente la salmonella se encuentra. Luego es claro que este es un ambiente no sólo relevante para un vuelo espacial, sino para condiciones aquí en
Nickerson ve la mutación como una adaptación natural a un medioambiente cambiante para así poder sobrevivir. El aumento de toxicidad es un efecto secundario.
La investigación fue publicada ayer en la edición de «Proceedings of the Nacional Academy Of Sciences» («Procedimientos de