La Inteligencia Artificial arremete con fuerza en todos los ámbitos de nuestras vidas y en Chile, desde lo normativo, ya se visualizan los primeros grandes avances al ser el primer país de Latinoamérica en establecer una Política Nacional de IA, con el anuncio del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
Si bien queda un largo diálogo a nivel social respecto del uso de esta tecnología y sus fines, lo cierto es que a nivel de hardware las nuevas exigencias que la IA impone a los sistemas ya son tangibles y muy definidas, más todavía, cuando se prevé que los envíos de PC que incorporen este formato alcanzarán los 167 millones a nivel mundial para el año 2027.
Nuevas exigencias: Nuevo hardware
Hay dos maneras de interactuar con la IA. La más popular hasta ahora es la que ocurre a través de Internet, cuando establecemos una conversación con Inteligencia Artificial montada en un servidor lejano y mediante la nube. Pero la próxima tendencia es que esa interacción la hagamos con IA implementada localmente, en nuestros dispositivos. Debido a la complejidad de algunos procesos, esta manera establecerá nuevos requerimientos mínimos a nuestros sistemas.
En ese sentido, y si bien es cierto que la Inteligencia Artificial permite una mejora significativa en el desempeño de los asistentes virtuales, y con ello en el flujo de trabajo, entre muchos otros beneficios, también es considerable el nivel de memoria virtual y almacenamiento que los equipos deben poseer para poder soportar esta nueva tecnología.
En el caso de la memoria RAM, visualizamos que los chips tendrán una mayor densidad, de forma que el procesador pueda tener más cerca los datos y con esto reducir la latencia, aumentando la velocidad. El mínimo ya es de 16GB y hemos visto avances muy importantes con el estándar DDR5. Además, recientemente la industria dio otro gran paso: ya es posible combinar memorias RAM de diferente capacidad
En el caso del almacenamiento, el ejecutivo de Kingston Technology afirma que “si ya no lo es hoy, los SSD serán el nuevo estándar, con mejoras permanentes en las velocidades de lectura/escritura, así como el consiguiente aumento de la capacidad. No hay que olvidar que la razón de ser de la IA son los datos, y a mayor complejidad, más espacio se requerirá para poder almacenarlos”.
Un dilema ético: la privacidad de la información
Una pregunta inevitable que surge al poseer un equipo con Inteligencia Artificial incorporada es ¿Quién además de mi se verá beneficiado con los datos que se generen? Si bien en la respuesta podrían incidir distintos factores, el ejecutivo de Kingston Technology comenta que “al menos en lo que respecta a un usuario corporativo, que porta en su dispositivo información muy sensible, y más todavía si existen nuevos datos generados por IA que son de tipo confidencial, es muy recomendable incorporar cifrado a su sistema”.
Y en efecto, las tecnologías actuales ya permiten cifrar por hardware -el nivel de encriptación más seguro hasta hoy- una unidad completa como un SSD, o un USB que porta información muy valiosa. Si el dispositivo es sustraído resulta imposible acceder a los datos sin tener la contraseña, y al décimo intento el contenido es eliminado por defecto.
En definitiva, la llegada de la IA a computadores optimizados para esa tecnología es un paso muy relevante para la industria, moviendo los límites posibles tanto para las tareas que puede realizar un sistema como para el conjunto de componentes que dan forma al ecosistema.