La RIAA (Recording Industry Association of America) hace rato que abandonó su plan de demandar hasta el tuétano a aquellos usuarios que descargaron música de forma ilegal, después de determinar de que era muy difícil identificar a quien o quienes robaban contenidos. De todas formas, esto no ha parado a la industria del porno que actualmente está repitiendo el mismo modus-operandis y con resultados desastrozos que evidencian un eventual fracaso.
Ejemplo de esto: la administradora de un condominio que ofrecía conexiones gratis a sus vecinos, ha sido demandada por $3.000 USD luego de que alguien bajara una película XXX. El problema obviamente es que cualquier persona con acceso a un computador, incluso un usuario utilizando el Wi-Fi del vecino, podría haber bajado la película en cuestión, no solamente la persona que recibió la demanda.
En los Estados Unidos hay un buen número de abogados que se reunieron para luchar, en contra de lo que han llamado como: «el perfecto esquema de extorsión», sistema que opera de tal forma que las víctimas, avergonzadas de haber sido demandadas por bajar pornografía, ni siquiera se atrevan a pisar una corte para defenderse.
Algunos de estos abogados han recibido llamadas intimidantes, incluso amenazas de persecusión criminal si es que sus clientes no pagan las demandas.