Hace poco di el salto hacia los teléfonos con pantalla táctil pero no por la moda de ponerle pantallas táctiles hasta al papel de baño, sino que por las generosas resoluciones de pantalla que los teléfonos que las utilican ofrecen. Al cabo de unos días de uso me dí cuenta que por muy de moda que estén estos equipos aún no están listos para el grueso de la gente o son marketeadas a personas sin higiene.
No me considero un maníatico de la limpieza ni nada parecido, soy alguien bastante promedio que no tiene problemas en recoger una moneda del suelo, comprar una sopaipilla en la calle con esa moneda y disfrutarla condimentada por harta mostaza y bacterias estacionales. El problema ocurre cuando ando en micro o el metro y la suciedad del medio de transporte es suficiente como para dejarte las manos con una capa de quien-sabe-qué e incomodarte en el uso de tu último juguete tecnosexual.
Con un «anticuado» teléfono con teclas reales ese problema es inexistente, ya que por mucha mugre que se acumule encima siempre puedes esperar a llegar a tu casa para sacarle la pantanosa sensación luego de una hora arriba del metro o la micro en la hora pico, pero salvo limpiar el teléfono con tu camisa mientras esperas llegar a tu casa no hay mucho que puedas hacer. Siendo optimistas, la generación que crecerá entre pantallas táctiles, lentes 3D y sistemas de detección de movimiento puede que tenga un mayor cuidado con la higiene personal para evitar este tipo de incidentes e incluso podría ocurrir que gran parte de la población se volviera más limpia, una mejora que nadie esperaría de los teléfonos celulares.
Obviamente quienes andan en taxi, tienen vehículo propio o simplemente caminan hacia donde sea que van no tienen que sufrir de estos problemas, por lo que el aspecto negativo es que la gente prefiera comprarse un auto para irse al trabajo debido a que no soportan la suciedad del transporte público y terminemos con más autos que teléfonos móviles tratando de evitar este problema, y alargando esos viajes que tomaban tan sólo media hora a diligencias que tardan una semana o más en completarse.
Mientras tanto seguiré con el kit de limpieza poderoseado por mi aliento y lo que sea que lleve puesto ese día a la espera de tener todo a una distancia lo suficientemente cercana como para caminar o volveré a ser víctima de los stylus.
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