Un estudio reciente llega a la conclusión de que los videojuegos y películas violentos harían a las personas más insensibles al sufrimiento de otros.
El Profesor Brad Bushman de la Universidad de Michigan y el Profesor Craig Anderson de la Universidad Estatal de Iowa detallan las conclusiones de dos estudios en el artículo Comfortably numb: Desensitizing effects of violent media on helping others que aparecerá en la edición de marzo de la revista Psychological Science. En el primer estudio, 320 estudiantes universitarios usaron para aproximadamente 20 minutos un juego de vídeo violento o no violento. Pocos minutos después escucharon una pelea escenificada en la cual la «víctima» sufrió un esguince de tobillo y gemía de dolor.
Las personas que habían jugado con un vídeo violento demoraron un promedio de 73 segundos para concurrir en ayuda de la víctima, mientras que quienes habían jugado con un vídeo no violento demoraron solo 16 segundos.
Anteriormente, Bushman y Anderson ya habían demostrado que la exposición a la violencia en los medios causa una desensibilización psicológica, bajada del ritmo cardíaco y la conductancia en la piel, cuando poco después se presencian escenas de violencia real.
«Las personas que habían jugado con un vídeo violento asimismo mostraron menos probabilidades de darse cuenta y de informar sobre la pelea«, indica el artículo. «Y aún las que informaron del incidente opinaron que era menos grave que las personas que habían jugado con un vídeo no violento«.
En el otro estudio, 162 adultos fueron a ver películas. Los investigadores escenificaron una situación afuera del teatro, en la cual una joven con un tobillo vendado y muletas «accidentalmente» dejaba caer las muletas y hacía esfuerzos para recuperarlas.
Los investigadores midieron el tiempo que demoraban los espectadores de película para recoger las muletas. A la mitad de los espectadores se les tomó el tiempo antes de que entraran a la sala, a fin de determinar la disposición de ayuda de las personas que veían películas violentas y las que veían películas no violentas.
A la otra mitad del grupo se les tomó el tiempo después que vieron una película violenta o una película no violenta. Los participantes que acababan de ver una película violenta demoraron un 26 por ciento más en ayudar que las personas que entraban al teatro o las personas que terminaban de ver una película no violenta.
Si estás interesado en leer el paper original, puedes acceder a él pinchando aquí [inglés, .pdf].
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