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Opinión: El Fin del Mundo (primera parte)

Hace 15, 10 o 5 años uno podía abrir un diario o leer las noticias en línea y encontrarse con noticias como “Microsoft compra esta o aquella compañía” o “aparece un nuevo buscador llamado Google”, etc. Pero los tiempos han cambiado, al abrir blogs y RSS en los tiempos que corren, sólo vemos en los titulares acusaciones de piratería, demandas ganadas por las Sociedades de Derecho de Autor y Gobiernos decidiendo si suspenden el derecho a Internet con o sin una nota de aviso previo.


Si hubiera dormido uno o dos años y despertara el día de hoy, lo anterior sería realmente difícil de creer. Por este motivo decidí hacer un ejercicio mental y recopilar la información para recorrer el camino que nos ha llevado hasta aquí. Dejando de lado de alguna manera el carácter serio y acotado que merecen los artículos publicados en este sitio, me tomo la libertad de realizar un relato fuera de lo convencional.

Con una entrega semanal, iremos desarrollando estas ideas de las que espero tu opinión, apoyo, rechazo aportes, correciones, en fin: participación.

 

Primer Acto: Los Hippies Digitales

Durante muchos años “La Industria” (agrupando a todas las sociedades defensoras de derechos de autor, productores musicales, cinematográficos, de contenido en general), había gozado de buena salud, relativa paz y prosperidad, sin embargo a partir de 1995, ese fenómeno aislado llamado Internet les quitó la salud, la paz y sobretodo la prosperidad. Pero no nos adelantemos tantos años.

Para los que vivimos aquella época, la descarga de música tenía nombre y éste era Napster. Todos sabíamos que era ilegal, pero la escala del daño era minúscula considerando la velocidad de las conexiones de aquella época, la capacidad de los discos duros y nuevamente la velocidad de las conexiones!!! Para descargar una canción te demorabas 30 minutos y eso si los planetas se alineaban y nadie levantaba el teléfono de tu “otra línea”.

Evidentemente la tecnología avanzó en los campos citados y cada vez más Napster se tornó un problema que había que controlar. En esa época todos éramos más inocentes quizás, y reíamos comentando que el servidor central se encontraba en una isla donde no existía la piratería dentro de sus leyes y que por lo tanto Napster era inmune. Sin embargo, fuimos madurando y la realidad fue cambiando nuestros pensamientos. Nos dimos cuenta del poder del dinero y las influencias que puede llegar a reunir tras sus filas, las que pueden más que nuestros deseos.

Por primera vez se comenzó a escuchar la palabra demanda entre los círculos tecnológicos. Primero contra Napster y luego… contra los individuos que descargaran archivos. En los diarios se comenzó a leer noticias sobre la RIAA demandando a residentes de los Estados Unidos por descargas ilegales. Inicialmente no tenían como probar que los acusados habían sido los responsables de la descarga, pero pronto el bloque unido de “La Industria” comenzó a trabajar, por debajo de la mesa y de manera silenciosa. Por ejemplo, financiando empresas en el campo de la seguridad. Como revisamos extensamente en un artículo anterior, se creó tecnología para detectar, supervisar y analizar cada paquete que circula por la Red. Además de las nuevas atribuciones con las que contaba la policía, lograron una segunda avanzada de demandas, esta vez con mayor éxito.

Lo que los demandantes lograron al cerrar Napster, fue que el tema del intercambio de archivos, legales o ilegales, llegara a nuevas alturas jamás imaginadas. Esta demanda puso el tema en cada diario, en cada noticiero, en cada país y en cada mesa. Esta impensada publicidad rápidamente dio fruto a una nueva camada de redes que hicieron uso del mismo principio, pero a pesar de que la Industria sucesivamente lograba cerrar cada uno de estos proyectos, era como intentar matar un Gremlin con agua. Solo lograba que se multiplicaran: WinMX, iMesh, Ares, eDonkey, Audiogalaxy y un largo etcétera desfiló ante los tribunales, mientras rodaban las cabezas, hasta que llegó el nuevo chico del bloque: Torrent.

Los creadores del sistema Torrent planteaban que los sistemas P2P eran una excelente forma de distribuir contenidos y que no todos los contenidos estaban protegidos por derechos de autor, lo que le confería al sistema cierta legitimidad. Se multiplicaron los sitios que distribuían contenido legal, al mismo tiempo que comenzaron a surgir iniciativas como Creative Commons, GNU/Linux y Wikipedia que renunciaban a sacar provecho económico por los contenidos que se regían bajo sus conceptos. Algo a todas luces escandaloso, casi como si le dieran voto a las mujeres y se aboliera la esclavitud!

Por el año 2000, luego de toda la fiebre del fin del mundo, se respiraba un aire de paz y amor en el vecindario. Realmente se sentía que más que una utopía, Internet sería un terreno fértil para desarrollar lo mejor de la humanidad. Los niños se atrevían a soñar con que el futuro era mejor, que los contenidos podían llegar a ser libres, que la gente podía cooperar por iniciativas que iban por el bien común, que Linux iba a terminar el hambre en el mundo. Sin embargo, nada de esto iba a suceder, porque lo peor estaba por venir.

 

Ver también:

https://arstechnica.com/tech-policy/news/2008/09/thomas-verdict-overturned-making-available-theory-rejected.ars

https://brainz.org/14-most-ridiculous-lawsuits-filed-riaa-and-mpaa/

https://www.madboxpc.com/revolucion-francesa-no-con-internet/

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