Si son músicos frustrados como yo, entenderán que las ansias de tocar un instrumento nunca mueren. Aunque ya estés inserto hasta el cogote en el estresante mundo de las pegas, el caos de las pruebas y exámenes de los estudios te agobie, o las pololas de turno consuman gran parte de tu tiempo (y bolsillo XD)
Muchos de esos -etcéteras- hacen que el alguna vez sueño de ser rockstar cada vez se vea postergado, eso hasta que te das cuenta de que creciste, ya te cortaste el pelo, te pusiste la corbata y las tocatas en las kermesse’s (¿¿así se dice??) del colegio quedaron en la retina. Algo para contarle a los nietos por lo menos…
Pero bueno, las ganas de ser un rockstar están ahí y doy muchas gracias a la tecnología por ser tan bondadosa y entregarme el software necesario para que pueda soñar un rato cuando les firmaba autógrafos a las minas del bingo del colegio, después de haber ejecutado mi solo a lo Kirk Hammett.
Existe una gran variedad de software de audio pululando por la red que pueden servirte para emular un Studio profesional. Desde lo más básico como Cool Edit, Fruity Loops, hasta los más avanzados programas como Cubase o el titánico Pro-Tools.
Yo comencé a utilizar estos programas casi por coincidencia. Hubo un tiempo dentro de mi círculo de amigos en que se popularizó la idea de hacer canciones dedicadas a un cumpleañero. Las canciones eran en tono de palanca, con tallas internas que le habían sucedido al amigo en cuestión, historias de carrete, etc. Como había una sobrepoblación de guitarristas entre mis amigos, componíamos en conjunto, hacíamos los arreglos en guitarra y bajo. El único “pero”, era que no habían bateristas, ni tampoco ninguno de nosotros sabía manejar programas dedicados para grabación.
Es así como llegué a conocer Fruity Loops, una especie de suite, que se enfocaba en la creación de música electrónica. En realidad, nunca le di ese uso, porque el género que nos gustaba era el metal y el punk. Fruity Loops incorporaba un set de batería virtual que mediante un drum-map o mapita donde tenías que ir llenando con cuadritos cada elemento correspondiente a una batería. (bombo, caja, platos, etc.) Fruity te daba la posibilidad de componer tus propias pistas de ritmo agregando todo lo que incorpora una batería real con un sonido bastante aceptable.
Una vez que tenías la batería hecha, esta se pasaba a una onda de sonido que podías agregar en otro programa, Cool Edit Pro. Este software te permitía grabar por pistas, vale decir, podías ir grabando y tirando las pistas de audio dentro del programita, es decir, la guitarra, bajo, voz, batería y hacer sonar todo esto en conjunto tal como un Studio profesional. Obviamente que existían softwares mucho más avanzados y completos, pero Cool Edit era intuitivo y práctico para un principiante.
Así entonces gracias a estos dos programas más mi guitarra y un micrófono de computador de 2 lucas marca «Genius», pasaba horas de entretención grabando a mis amigos y grabándome, para luego con paciencia, ir arreglando los condoros y ajustar los tiempos para que todo sonara parejito… Posteriormente obtenías una mezcla lista para ser pasada a un cd o mp3 y hacerla sonar en el carrete cumpleañero para burlarte de tu amigo en buena onda.
Últimamente, un amigo que trabaja en un Studio de grabación profesional (onda con los Mac, Pro-tools, la mesa de chorrocientos canales y toda la chimuchina posible), me mostró un programita llamado Guitar Rig. La gracia de este programa es que solamente necesitas una guitarra, un cable, un adaptador de $500 obtenible en cualquier tienda de electrónica y tu computador se convierte automáticamente en cientos de amplificadores y pedales de efectos. La verdad es que cuando lo vi en acción, Guitar Rig me revolucionó. No concebía la idea de que con tan poco obtuvieras tanto. Obviamente el modelador de un cabezal Peavey 5150 que cuesta aprox. Un millón de pesos y fracción, no será el mismo sonido que entregan los tubos de vacío, pero la emulación es bastante realista.
Otro programa que me llamó mucho la atención es también un plug-in VSTI como Guitar Rig llamado Addictive Drums, que tal como su nombre lo indica, es un conjunto de baterías y sonidos extremadamente realistas a años luz en calidad sonora de las baterías rudimentarias de Fruity Loops.
Para terminar, el último programa que estoy utilizando es Cubase 5, una suite semi-profesional de grabación multipista, similar al Cool Edit Pro, pero llevado a otro nivel. Con éste, se puede utilizar en conjunto Guitar Rig y el Addictive Drums como plug-ins, garantizando la volada de estar componiendo cancioncitas que probablemente nadie escuchará. Jaja
Disculpen por tanta autorreferencia chiquillos. Ojalá que algún musicólogo por ahí se anime a probarlos y dé gracias a la tecnología que tanto nos quiere.
Ah! y les dejo una cosita que grabé probando los juguetitos que mencioné.
https://soundcloud.com/franciscoarriagada/hola