Compras tu primera reflex o compacta tope de gama con broches de oro y enchapada en platino de 24 kilates para notar una nueva opción al realizar tus fotografías, la posibilidad de disparar en RAW o JPG. La pregunta del millón ahora es, ¿Cuál es mejor, y por qué?
Parafraseando a Ivan Grbac, un profesor que me hacía clases de post proceso digital, tomar fotos en JPG es como hacer fotos con una Polaroid, mientras que realizar las tomas en RAW es el equivalente a tener el negativo de tu toma. Ninguno de los dos formatos es la panacea de la fotografía digital, ya que están apuntados a públicos bastante distintos, aquí les explicamos el por qué.
Tal como su nombre lo dice, RAW (o ráu para los amigos) es la toma «cruda». Viene tal como salió del sensor de la cámara, por lo que correcciones de color, saturación o contraste y otros efectos como reducción de ruido que hacen las cámaras modernas en archivos JPG no están presentes en RAW. Esto significa que el fotógrafo tiene muchísimo más trabajo en post proceso, ya sea utilizando Photoshop, Aperture, Lightroom o el software de turno que viene con tu cámara, pero por el otro lado te ofrece un control muchísimo mayor sobre los detalles de tu fotografía.
Ahora, de seguro se están preguntando qué tiene de especial ese «control» que te da el archivo en RAW cuando también pueden trabajar la saturación, el contraste, brillo y un sinnúmero de valores en su software de edición favorito, después de todo suena a trabajo extra porque tienes que corregir todas las fotos y no sólo las que quieres mejorar. Si bien podemos decir que eso es cierto, se mantiene válido solo hasta cierto punto, ya que el rango de trabajo que te da un archivo en RAW es muchísimo más grande que el que puedes alcanzar trabajando en JPG.
Debo decir si, que muchas personas caen en el error de creer que por el hecho de disparar en RAW las fotos se verán mejores. Si haces una comparación directo desde la cámara o con ajustes menores no podrás distinguir cuál es el RAW y cuál es el JPG. Tal como su nombre lo dice, el archivo en RAW está crudo, y depende de tí convertir ese archivo en carne molida para hamburguesas o filete del primer corte. Lo que ganamos al trabajar en RAW es capturar detalles «invisibles» que sólo pueden salir a la luz si tú lo deseas, mientras que el formato JPG descarta todo lo «invisible», ya que está destinado a consumidores y no productores de imágenes.
Obviamente todas estas maravillas vienen con una carga. Los archivos en RAW pesan muchísimo más que un JPG y como es un formato diseñado para productores y no consumidores no puedes verlos en todos lados, directo desde tu navegador web o quemar un dvd y verlo en la tele con la familia. Almacenar los archivos es otro problema, ya que puedes elegir entre guardar en formato DNG de adobe o similar con un peso equivalente al raw original de tu cámara, guardar en JPG y tener flexibilidad restringida si decides editar las fotografías a futuro o guardar en un formato sin compresión como TIFF, el cual es la mezcla ideal entre JPG y RAW, excepto que pesa cuatro veces más que el segundo.
¿Espera, llevo 560 palabras leídas y aún no entiendo cuáles son las diferencias. Puedes explicarlo en español por favor?
Ningún formato es mejor que el otro, sino que cada uno tiene sus ventajas. RAW gana en la flexibilidad de edición al permitirte recuperar detalles que JPG no captura y es «lo que los pro usan», pero pesa una tonelada y requiere muchísimo más tiempo de trabajo que JPG. En lo que gana JPG es la sencillez de uso y que virtualmente cualquier persona en el mundo puede ver tus fotos, mientras que con RAW tienes que hacer una copia para Internet, Correo o mensajería instantánea. Balancea las ventajas y desventajas para cada formato y decide en base a lo que es mejor para tí y no lo que es mejor para los demás.
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